Cuba, una ventana que se abre hacia afuera

 

Por Leonardo Padura

LA HABANA, 30 oct 2013 (IPS) – El año 2014 debe iniciarse para la economía cubana con la apertura de las primeras instalaciones de la llamada Zona Especial de Desarrollo Económico ubicada en el modernizado Puerto del Mariel, una bahía ubicada unos 70 kilómetros al oeste de La Habana.

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Leonardo Padura

Un puerto para contenedores, grandes almacenes, una zona franca, industrias creadas con capitales foráneos y condiciones avanzadas de infraestructura, entre otros, serán los beneficios de este polo comercial e industrial, el más importante del país y desde ya considerado la principal ventana cubana al mundo de las importaciones y exportaciones.

Desde el instante en que el Puerto del Mariel sea operativo comenzarán a hacerse definitivos el desmontaje y la renovación de la histórica rada habanera, que espera convertirse en una marina para yates y cruceros, sobre todo cuando las restricciones del bloqueo/embargo estadounidense, sostenido por más de medio siglo, permitan a viajeros y naves del país vecino atracar en las costas cubanas.

 

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Proyecto del nuevo Puerto Viejo de La Habana

La modernización y montaje de las instalaciones del Mariel han estado financiados, en lo esencial (640 de los 900 millones de dólares invertidos), por un préstamo obtenido gracias a un convenio intergubernamental firmado entre Brasilia y La Habana.

El hecho de que Brasil y sus empresas hayan decidido realizar la obra y la inversión de alguna forma adelanta su interés por tener un espacio comercial y productivo en ese punto privilegiado de la geografía caribeña, en la entrada del Golfo de México, frente a las costas estadounidenses y en vísperas de hacerse efectiva la ampliación del calado del también cercano Canal de Panamá (2015), que desde entonces podrá recibir buques de mayor tonelaje.

La gran interrogación respecto del destino del Mariel radica en saber quiénes y bajo qué condiciones pondrán sus inversiones en esa zona de desarrollo, en la que se espera haya instalaciones no solo portuarias o de almacenaje, sino también industriales.

Mucho se ha hablado respecto de la necesidad de que el gobierno cubano declare al fin si modifica sus relaciones legales con el capital extranjero. Ya en julio de 2012 se hizo el anuncio oficial de que para fines de aquel año entraría en vigor una nueva ley de inversiones, que vendría a sustituir el instrumento legal aprobado en 1995 (Ley 77).

Pero la expectativa creada aún no ha tenido respuesta definitiva, mientras en la realidad lo que ha ido ocurriendo es que a mediados de 2013 operaban en la isla 190 negocios de capital mixto entre el gobierno cubano y entidades privadas extranjeras, lo que equivale a la mitad de los que hubo en 2000.

Según un reportaje recientemente leído, del cual tomo las cifras anteriores, un viceministro cubano de Comercio Exterior ha afirmado que “está en proceso la evaluación de una política general y sectorial que acompañe al fomento de esta inversión extranjera y, aunque no está prevista la modificación de la ley, sí podrán actualizarse determinadas normativas”.

O sea que por ahora no habrá nueva ley y que la Zona Especial de Desarrollo Económico del Mariel moverá su destino y posibilidades bajo una regulación que en los últimos años ha espantado a más inversores de los que ha atraído, según la más simple de las operaciones aritméticas.

No obstante, por sus características especiales, el Mariel podría regirse por unos mecanismos legales diferentes, que quizás figuren entre las normativas que se actualizarían.

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Puerto del Mariel

Las transformaciones económicas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro, programadas en los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista (2011), han ido modificando ciertas estructuras y fundamentos de la economía cubana.

Se han revitalizado el trabajo por cuenta propia, la creación de cooperativas agropecuarias y de servicios, la apertura de pequeños negocios privados, con lo cual han mejorado algunos servicios, la gastronomía, algo del transporte de pasajeros, un poco la producción de alimentos…

Pero por su menguado nivel de incidencia en la macroeconomía, esos cambios no han conseguido, ni conseguirán, convertirse en un motor para acelerar el desarrollo de un país urgido de eficiencia, productividad, modernización de toda su infraestructura, liquidez y acceso a finanzas, es decir, los elementos capaces de generar riqueza palpable y, con ella, una mejoría en los niveles de vida de una población que vive desde hace casi un cuarto de siglo con salarios deprimidos que no le permiten satisfacer todas sus necesidades básicas, incluida la alimentación.

En varias ocasiones altos cargos del gobierno y el Estado cubano han advertido que las más importantes modificaciones económicas están por llegar. Pero la promesa tiene un contenido desconocido y una fecha de ejecución incierta.

Si la anunciada nueva ley de inversión extranjera finalmente no se aprueba de un modo que sea capaz de atraer al capital foráneo, resulta difícil imaginar quiénes estarán interesados en invertir en Cuba, incluso en la zona de Mariel.

Además de las empresas brasileñas, chinas y rusas que previsiblemente están cerca de esta inversión, solo el factor geográfico y la esperanza de cambios futuros no parecen ser ya suficientes atractivos para unos empresarios que, al llegar a Cuba, tendrían problemas incluso para comprar un vehículo ligero para el traslado de ejecutivos y empleados.

Y como asignatura pendiente quedaría saber qué espacio tendrán en toda esa estructura que se abre las personas naturales cubanas -es decir, los cubanos de Cuba-, para quienes otra vez, según lo leído, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel podría ser fuente de empleo… pero no de inversión.

Leonardo Padura, sobre los cambios.

Leonardo Padura Fuentes

Tomado de Espacio Laical

Si algo caracteriza a nuestro presente es el aumento del debate público, sobre todo desde espacios focalizados en la sociedad civil. Los cambios acaecidos en la sociedad cubana en los últimos años y la expansión del ciberespacio en los centros urbanos y sus periferias han potenciado una mejor circulación de ideas dentro de la Isla. En medio de este contexto los intelectuales cubanos han acompañado, de forma creativa, el proceso de reformas que tiene lugar en el país.

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El posible encuentro “Industriales vs. Industriales

Una historia que puede hacer historia

Leonardo Padura Fuentes

Viernes, 31 de Mayo de 2013

Hace medio siglo, cuando la pelota cubana apenas daba los primeros pasos en su alejamiento de las estructuras deportivas y económicas que la habían caracterizado por casi un siglo de práctica, la II Serie Nacional de Beisbol (amateur) vio nacer al plantel que con más insistencia, éxito y pasión ha acompañado estas cinco décadas del deporte nacional: el equipo Industriales.

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Aquel conjunto, que debutaba en 1963 bajo las riendas del legendario manager Ramón Carneado –para muchos el más sagaz de cuantos han dirigido beisbol en la isla- y lograba incluso hacerse con la corona de campeones, heredaba en su momento una parte de la mística y el color azul de uno de los grandes clubes del beisbol profesional del país, el Almendares, y, sin que entonces fuera posible imaginarlo, comenzaba a tejer su propia leyenda. Porque los Industriales de Carneado repetirían otras tres veces consecutivas su triunfo en las Series Nacionales, patentando no solo una calidad, sino un estilo de juego y un aura especial, la misma que la permitiría sobrevivir a las más diversas alteraciones de las estructuras en los campeonatos nacionales, a ser poseedor de un total de doce coronas (líder histórico en Series Nacionales), a convertirse en el conjunto beisbolero más añejo del país luego de 1959, en el más querido, seguido, vilipendiado y odiado… en una leyenda con la que han convivido tres generaciones de cubanos, que ha escrito historia y que, si lo que ahora se “cocina” al fin se concreta, escribirá muy pronto otra página que podrá darle vuelta a muchas historias de rupturas y alejamientos… y abrir senderos de conciliación y futuro.Leer más »