Entrevista a Daniel Sepulveda en Oncuba

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Hace unos días Taylor y yo fuimos invitados a una cena con una delegación de funcionarios del gobierno de Estados Unidos de América, académicos y empresarios de ese país, vinculando al mundo de las TIC, que visitaban la isla para dialogar con las autoridades cubanas. A la cena también fueron invitados algunos jóvenes emprendedores que se dedican al desarrollo de aplicaciones para móviles y sitios web. Entre los integrantes de esta delegación estuvo Daniel Sepulveda, que se desempeña en el cargo de Subsecretario Adjunto de Estado y Coordinador para la Política Internacional de las Comunicaciones y la Información de Estados Unidos de América y que visita por segunda vez nuestro país. También integró esta delegación Tom Wheeler, Presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones. Con ambos funcionarios, Daniel y Tom, tuvimos el placer de conversar durante casi 3 horas sobre las nuevas tecnologías, la informática y las telecomunicaciones, pero también sobre la política internacional y el histórico proceso de deshielo de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos de América.Leer más »

Formell: !Issac Delgado en la Television Cubana!

 

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Ya ese tiene la titimania

Juan Formell.

Ayer después de policiaco “Tras la Huella”, el canal Cubavisión trasmitió un concierto homenaje a Juan Formell. Por el escenario del teatro Karl Marx desfilaron fundadores de Los Van Van y jóvenes intérpretes de la música popular bailable. Se interpretaron temas que popularizara la orquesta a lo largo de 45 años.

Algunos de los que leen este blog saben que soy Vanvanero nato, por eso disfruté el concierto de anoche y a ratos me emocioné.

Todo transcurrió “normal” hasta que se subió al escenario del otrora teatro Blanquita, Issac Delgado. Es la primera vez -y si no es así que alguien me corrija- que el músico cubano aparece en la televisión cubana después de su regreso al país.

 

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A mí de verdad me gustaría entender cómo funcionan los mecanismos de la televisión cubana, cómo es posible que después de meses de estar en Cuba, Issac no haya salido en ningún programa. La mayoría de los cubanos (de la isla) sabemos que el músico regresó. También sabemos que aun cuando en su momento “abandonó” el país y se estableció en EUA, ahora y gracias a la nueva ley migratoria pudo regresar.

Algunos me han dicho que en Cuba la televisión es uno de los medios más controlados. Y yo, si que nadie me lo diga, he comprobado que como todos los otros se pliega a la propaganda política en lugar de realizar el necesario servicio público que de ella se espera.

Pero en este caso incluso hasta la propaganda falla. Cuanto ganarían esos propagandistas trasmitiendo un programa de televisión en el que Issac, -de manera sobria, desde lo humano, sin la politización barata- explicara los motivos que los llevaron a regresar al país. Cuanto aportaría eso a visibilizar los avances que en materia de derechos ha ido logrando el actual gobierno.

Podría pensarse entonces que el sentido común no acompaña a quienes deciden que se ponen en la televisión ¿publica? de Cuba. Que no logran convertir los reveses en victoria como tanto les han enseñado. Pero los más escépticos dirán que precisamente, por ese sentido común que si los acompaña, no han perdido la perspectiva. Que tratan de ser coherentes porque de la misma manera que Issac contaría las razones de su regreso también pudiera sin previo aviso relatar los motivos de su “deserción”. Y ese es un costo, según los escépticos, que quienes controlan no estarían dispuesto a pagar.

Todo permanece en la suposición y solo queda la especulación como recurso. Lo importante es que se rompe el hielo. Y qué bueno que sea en un homenaje a uno de los más grandes músicos que ha dado este país.

Quizás el 4 de diciembre de este año logremos más que eso y muchos de los músicos que no viven en Cuba puedan venir a celebrar, en el teatro Karl “ Blanquita” Marx, los 45 años del Tren de la Música Cubana, con una trasmisión en vivo de la televisión pública cubana. Sería bonito además, que un día podamos homenajear en ese mismo teatro a Celia Cruz, se lo debemos los de este lado del Estrecho.

Mi post sobre el bloqueo

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Por: Norges C. Rodríguez Almiñán.

Hace unos meses un colega bloguero cuestionaba la ausencia en mi blog de escritos sobre la política de Estados Unidos hacia el gobierno cubano y a la vez, aunque los políticos del país del norte no lo entiendan así, hacia el pueblo. La respuesta a este amigo discurría por los senderos de la inspiración, le explicaba que cuando escribo lo hago por puro placer y sobre temas que “bajan” a mi mente y de ahí al teclado de manera espontánea, siempre alejado de orientaciones, consignas machacadas y marchas de un pueblo que se dice combatiente y que suele no saber a ciencia cierta porque combate.

Desde que la razón comenzó a acompañarme y hasta donde alcanzo a recordar, tengo la imagen en mi mente de arengas solicitando la modificación de la hostil medida en cuanto acto político, cultural o festivo participaba, la mayoría de la veces acompañado una inercia grupal que se alejaba mucho de la actitud irreverente y anti-dogmatica que suele caracterizar a los jóvenes, era común además que los medios atiborraran espacios con el tema, y que tanto especialistas como políticos dedicaran largas secciones encadenando los pocos canales de televisión (solo 2) y las emisoras de radio, para explicarnos cuánto daño nos hacia el bloqueo, adjudicándole muchas veces la culpabilidad exclusiva del sombrío panorama económico que vivía el país.

Pero tanto discurso reiterado suele activar una especie de protección, una suerte de pared jabonosa contra la que se estrellan y por la que se deslizan rápidamente, consignas, arengas y profundos análisis en paneles de más 6 horas (por suerte ahora duran menos) sobre Burton y Torricelli.

Con el tiempo aprendí que del otro lado del estrecho de la Florida (también algunos del lado de acá) se usaba un término distinto: embargo, para este grupo el otro término no era válido porque estaba más relacionado con la guerra, descubrí entonces que existía con el tema una especie de batalla epistemológica, que libraban grupos de ambos lados a los que muy poco le afectaba la mencionada política.

En medio de esta batalla pareciera que por el título de este post yo me estuviera plegando a uno de los grupos contendientes, pero esta decisión está más relacionada con igualar políticas del gobierno de un país inmenso y poderoso con ciertos signos de arrogancia, a las de uno de otro país no tan inmenso y sin poder alguno pero con similares signos de soberbia, una batalla de egos en la que al final termina sufriendo los que se encuentran en el “lado más débil de la soga”: el pueblo.

Y es que ese pueblo debe luchar contra dos bloqueos (sería demasiado amable usar “embargo” en ambos caos) el que deja pocas posibilidades para encontrar piezas de repuesto para una TAC (Tomografía Axial Computarizada) o que aleja y encarece el mercado de medicamentos contra el cáncer y ese que no acaba de hacer conciencia de lo innecesario que resulta mantener vivo un engendro como ACOPIO, al que algunos suelen llamar empresa y que continua enmarcando el espíritu emprendedor del cubano a un pequeño grupo de actividades permitidas.

Lucha también contra ese que no permite que lleguen recursos y ayudas para centros educacionales o proyectos culturales cubanos y ese otro que cuestiona, obstaculiza o prohíbe cualquier ayuda que llega con esos mismos objetivos utilizando argumentos “ideológicos” que bien pudieran constituir un capitulo en un texto orweliano.

Esas actitudes atrincheradas nos niegan hoy el acceso a las tecnologías, los unos rodean el archipiélago de un entramado de cables a los que el país no puede conectarse, niegan el acceso al mercado de equipamientos de telecomunicaciones, suspenden servicios y aplicaciones en la web y los otros prohíben la importación por personas naturales de equipamientos que es legal en la mayoría de los países y se niegan a desplegar finalmente el acceso a internet/intranet basado, según algunos, en recelos de otras épocas y en toda lo que acarrea este despliegue en lo relacionado al acceso a la información y a prácticas mas horizontales de gobernanza.

Batalla entonces el cubano simple contra los que persiguen cualquier transacción de empresas o entidades cubanas en instituciones financieras foráneas con el peligro de multas millonarias (práctica que suele justificar la falta de transparencia y manejos enrevesados), también luchamos contra quienes desde dentro no permiten que las mismas instituciones financieras inviertan de manera directa en los emprendimientos que lentamente florecen en el país.

No suelo ser optimista, antes lo era más, pero los pocos años que tengo me han enseñado ,quizás demasiado pronto, a poner bien los pies sobre la tierra, entonces me he armado de un realismo que ahora me dice que sí, que algo debe cambiar que es el momento idóneo para que la razón y el sentido común nos ilumine, para que los de allá escuchen y acaten los reclamos de una comunidad internacional que casi en pleno desaprueba tan obsoleta y contraproducente política y que por otro lado los de acá tengan oídos receptivos hacia una comunidad domestica cansada de tantos sacrificios y que a pesar de ello tiene ganas de construir un mejor país.

Pero sentarnos a esperar a que finalmente los decisores resuelvan no debe ser la actitud que asumamos quienes al final resultamos ser los más afectados en este conflicto, tenemos que empujar desde y hacia ambos lados y convencer y recordarles que su función, su trabajo, debe ir encaminado a garantizar que nuestra corta estancia en este planeta sea más llevadera.

Podía hacer un listado casi interminable de ejemplos que ilustren cuan dañina resultan estas prácticas pero prefiero dejarlo en este punto y convidar a los lectores a completar dicha lista y a mi colega bloguero le hago entrega entonces de: “Mi post sobre el bloqueo”.

El entierro de la Enmienda Platt

 

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Por: FERNANDO ORTIZ

La malaventurada institución conocida por «Enmienda Platt» ha muerto; pero aún hay que enterrarla y hay fetidez en el ambiente.

Se ha dicho que fue muerta por el gobierno de Grau, quien, al surgir de pura entraña cubana por la fuerza de Batista y sus soldados y la ideología de los estudiantes y sus seguidores, cometió la sublime muchachada de declarar la mayoría de edad de Cuba y terminada su tutela.

No fue así. Aquella juventud soberana no hizo sino reírse de la vieja «Enmienda», echándole en cara su pasado de oprobio y mofándose de su presuntuosa, ilegítima y abusiva curaduría.Leer más »