Por: Norges C. Rodríguez Almiñán
En 1996 el gobierno cubano decidió permitir que algunas actividades de la economía que hasta ese momento las había realizado exclusivamente el Estado pasaran a ser desarrolladas por trabajadores privados o cuentapropistas. Entre las actividades que se permitieron, una de las más populares fue la de elaboración y comercialización de alimentos y a los lugares donde se desarrollaba la actividad la gente en la calle comenzó a llamarles “Paladares” gracias a una telenovela brasileña que trasmitía la televisión cubana en aquella época. La apertura de ese período fue, según algunos especialistas, muy tímida, se mantenían restricciones en cuanto a la cantidad de clientes que podían atender en un restaurante de una vez (solo 12) y en lo relacionado a la contratación de fuerza de trabajo debido a que sólo los familiares que vivían en la casa podían trabajar en el negocio. A inicios del siglo XXI el gobierno tomó un grupo de medidas que afectaron a los trabajadores privados y muchos entregaron sus licencias. En 2011 el gobierno flexibiliza las regulaciones para los trabajadores privados y estos vuelven a resurgir como actores importantes en la economía del país.
Uno de los restaurantes privados más antiguos de la ciudad de Santiago de Cuba es el Restaurante Salón Tropical ubicado en la barriada “30 de Noviembre” y al que todos en la ciudad conocen como “El Paladar del 30”. Salir a la Manigua inicia el espacio El Timbiriche con una entrevista a Nilda Gil quien fuera una de las primeras que en Santiago de Cuba se dedicó al trabajo por cuenta propia.
Nilda Gil propietaria del Restaurante Salón Tropical. Foto: Alejandro Dequiron